8.1. PRIMERA LEY: Ley de vacío

Geometría Sustentable, Geometría Sagrada y Psicogeometría


Extracto del libro "El Poder de la Vida en la Geometría Sagrada y la Arquitetura Biológica de Arturo Ponce de León y Ninón Fregoso"


Geometría Sustentable, Geometría Sagrada y Psicogeometría

Extracto del libro "El Poder de la Vida en la Geometría Sagrada y la Arquitetura Biológica de Arturo Ponce de León y Ninón Fregoso"


Capítulo 8. Siete Leyes de Creación.

Hay leyes en Geometría Sagrada que dan sustento, forma y coherencia al sistema de la vida. Estas son siete y comprenden: ley de vacuidad, ley de campo unificado, ley de autorecurrencia, ley de polaridad, ley de contención, ley de distribución y ley de fractalidad. Estas leyes son producto de la observación de las constantes que rigen el proceso de creación de los toroides en el universo y, por lo tanto, de las distintas manifestaciones de la vida y el eterno cambio y transformación hacia el binomio muerte/vida.

8.1. PRIMERA LEY: Ley de vacío

La ley de vacuidad parte del hecho de que todo en el universo surge de un punto cero, de un Ser adimensional, adireccional, es decir, de un espacio que, potencialmente, puede serlo todo, pero que no se ha manifestado. Desde un lugar no-manifiesto, la ley de vacuidad nos permite comprender que todo parte del vacío y regresa al vacío. Aquí no nos referimos a un vacío como cuando decimos que “me siento vacío por no tener rumbo ni destino en la vida”, sino a un vacío fractal, un vacío luminoso, un vacío donde, en potencia, puedo encontrar la totalidad de experiencias en el Universo. Por ejemplo, el vacío ocupa aproximadamente el 98% del volumen del Universo, y la materia brillante conocida como tal, el 2% restante.

La vacuidad (en sánscrito sunyata) es sustrato dinámico de toda existencia. Cuando se dice que las cosas son vacío, se sugiere una realidad última que no puede clasificarse en categorías lógicas. Todos los fenómenos están, en esencia, vacíos de toda sustancia propia, ya que, en un sentido, no son más que manifestaciones pasajeras en una corriente de manifestaciones sin fin. Pero, a pesar de que sunyata no tenga forma, lo impregna todo. El vacío, relacionado con el número cero, tiene connotaciones enteramente receptivas. Para que pueda concebirse la vida humana, una mujer debe ser capaz de mantener el vacío en su útero; la concepción sólo puede ocurrir si se produce un espacio de vacuidad en el contacto entre el cuerpo femenino y el masculino. Nuestro cerebro interactúa con ese campo informacional que algunos llaman campo cuántico y otros, como el físico cuántico estadounidense D. Böhm, el orden implicado. Los físicos actuales hablan de un campo espacial y sinérgico en la Teoría Sinérgica del renombrado (y desaparecido) científico mexicano J. Grinberg.

La ley del vacío o ley de vacuidad implica que todo en el universo existe potencialmente, que el origen de la vida sólo puede darse en el momento en que la conciencia crea un espacio negativo, es decir, carente de toda información o sustancia y en esa carencia, en ese espacio potencial, surge la vida.

En esta etapa del proceso de creación se fija un lugar, un espacio donde se ancla un punto cero, un lugar donde la energía va a implotar/explotar. Psicológicamente, cuando se trabaja incorrectamente esta ley, la persona vive sin un punto de anclaje, sin un punto de base, sin una vocación sobre la cual pueda volcar su vida. El primer paso, entonces, es fijar un punto cero, un punto de implosión/explosión, un eje de giro.







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